Visitar una exposición del pintor extremeño Agustín de Córdoba resulta atractivo por la variedad de tendencias artísticas en las que podemos situar sus obras.
Dibujo-color, figuración-abstracción, originalidad-reinterpretación, tradición-modernidad son contrastes que enriquecen sus cuadros y proporcionan un contacto cultural abierto y sugerente. Intentemos dar un paseo artístico por algunas de las tendencias que Córdoba presenta en esta exposición.
En un lienzo de grandes dimensiones reinterpreta “Las Lanzas” de Velázquez. Es un cuadro que participa del Pop-Art, hace uso del ready-made, juega con la ironía cultural, demuestra una calidad técnica y homenajea a los clásicos. Introduce un elemento chocante como es el personaje de Francis Bacon, quien ya reinterpretó a Velázquez en su Inocencio X.
Frente a la majestuosa instantánea histórica del pintor del siglo XVII, esta reinterpretación está llena de lecturas. Es una obra abierta como manifestaría Umberto Eco. Agustín se considera un pintor expresionista. Varias obras nos introducen en el expresionismo abstracto. Son cuadros en los que de un mar grisáceo emergen fuertes y sólidas manchas rojas o anaranjadas, creando unos contrastes cromáticos bellos. No se sitúan en el neoexpresionismo espacial y místico de Mark Rothko. La esencia de estas pinturas está en la creación de espacios plásticos donde el contraste del color manifiesta el poder emotivo de la pintura.
En otra serie, el artista extremeño utiliza los grises como marcos de mundos llenos de colores que se han aplicado con múltiples técnicas. Resultan cuadros abarrocados en los que el surrealismo y la abstracción se unen para crear fantásticos espacios mentales. No podían faltar en una muestra pictórica de Agustín los paisajes y las figuras humanas. Los primeros se alejan del realismo naturalista que ha usado en sus extremeños “guardianes del bosque” y se acercan a unos paisajes plásticos donde la materia y la mancha definen las impresiones estéticas.
En los retratos abandona la deshumanización del arte, según los criterios de Ortega, realiza cuadros de dibujo con tendencias clásicas y capta a unos personajes sumergidos en miradas melancólicas o en la exhibición del cuerpo que reflejan la soledad y el culto hedonista característicos de los tiempos que vivimos. Todas las obras de la muestra, a pesar de participar en tendencias estilísticas dispares, pertenecen a la pintura gestual de Agustín, alejada de las corrientes conceptuales e inmersa en su personalidad, plena de sensaciones interiores que se manifiestan en los expresivos y emotivos materiales, dibujos y colores de sus cuadros.
Sebastian Redero
Crítico de arte, Historiador de Arte, jurado en diversos certamenes importantes.